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  • Milton ARRIETA-LÓPEZ

SIMBOLATRÍA EN LA MASONERÍA: EL PELIGRO DEL SINCRETISMO Y LA DISTORSIÓN DEL SIMBOLISMO



La masonería especulativa se basa en el uso de símbolos como herramientas para la introspección moral, la especulación filosófica y el desarrollo personal. Estos símbolos están diseñados para estimular la reflexión crítica y el crecimiento ético, sirviendo como un puente entre el individuo y los ideales más elevados de la fraternidad. Sin embargo, en algunos espacios masónicos, ha surgido un fenómeno preocupante: la simbolatría. Este término se refiere a la práctica de asignar a los símbolos masónicos significados religiosos, mágicos y místicos que distorsionan su propósito original y amenazan con transformar la masonería en un sistema dogmático y excluyente.


En este artículo, se analizará la naturaleza de la simbolatría, se discutirá su impacto negativo en la práctica masónica, y se explorará la diferencia entre el estudio legítimo del esoterismo y la imposición de sincretismos y contenidos exógenos como verdades incuestionables dentro de espacios masónicos.


 

Idolatría y Simbolatría: Una Distinción Necesaria


Es importante distinguir entre idolatría y simbolatría para comprender los desafíos que esta última presenta dentro de la masonería. La idolatría, en su definición clásica, es la veneración desmedida de ídolos o imágenes, asignándoles un poder que no les corresponde. En contraste, la simbolatría en el contexto masónico no es simplemente una adoración excesiva de los símbolos, sino que se manifiesta cuando estos símbolos son investidos con significados religiosos o místicos que desvirtúan su función original.


En lugar de ser utilizados como herramientas para la reflexión moral, la especulación filosófica y el autodescubrimiento, los símbolos se convierten en objetos de interpretaciones esotéricas y dogmáticas que carecen de base comprobable y cercenan toda actividad de pensamiento libre. Esto no solo trivializa el simbolismo masónico, sino que también transforma la práctica masónica en un sistema cerrado y rígido, donde se impide cualquier interpretación alternativa o racional.



El Estudio del Esoterismo vs. La Divinización de los Ritos y Símbolos


Es crucial subrayar que una cosa es presentar una plancha que contenga información esotérica, y otra muy distinta es divinizar los ritos y símbolos masónicos. En una logia, es perfectamente legítimo que se decida estudiar el esoterismo como una forma de enriquecer el conocimiento y la comprensión de los masones sobre temas más amplios. El esoterismo puede ofrecer perspectivas valiosas sobre la cultura y el simbolismo que, en muchos casos, pueden complementar el aprendizaje masónico.


Sin embargo, el problema surge cuando se permite que este estudio se transforme en un sincretismo, donde las doctrinas exógenas se imponen sobre los contenidos masónicos. Cuando se establece, sin cuestionamiento, que ciertas interpretaciones esotéricas o místicas son verdades incuestionables, se corre el riesgo de crear una cultura de sincretismo que desplace los principios fundamentales de la masonería. Esto no solo socava la cohesión dentro de la orden, sino que también establece patrones subjetivos como verdades absolutas, lo que va en detrimento de la naturaleza especulativa y abierta de la masonería.



El Fundamentalismo Simbólico: Una Amenaza para la Masonería


El fundamentalismo simbólico surge como una de las manifestaciones más preocupantes dentro de la simbolatría, y representa un desafío directo a la esencia especulativa de la masonería. Este fenómeno se presenta cuando ciertos grupos, ya sea dentro de una logia, cuerpo filosófico o una obediencia, abrazan una interpretación dogmática de los símbolos masónicos. Esta práctica no solo distorsiona el propósito original de los símbolos, sino que también transforma la masonería en un espacio cerrado y excluyente, donde el pensamiento crítico y la diversidad de perspectivas se ven sofocados.


Es importante destacar que la masonería, como institución, respeta profundamente la diversidad de creencias entre sus miembros. Un masón puede ser un católico practicante, un judío observante, un agnóstico o un ateo, y en todos los casos, su posición merece el más absoluto respeto. De hecho, constituye una falta de respeto fundamental cuando dentro de espacios masónicos, se imponen dogmas específicos sobre otros, como afirmar que "la verdad está en la angelología", "en la cristología" o "en la cábala". Tal imposición no solo deshonra la diversidad espiritual de los hermanos, sino que también infringe el principio masónico de libertad de pensamiento.


Además, este fundamentalismo simbólico se torna aún más dañino cuando es utilizado como herramienta para acallar el debate racional y la libre expresión de ideas. Es lamentable observar cómo en algunos cuerpos filosóficos, ante cualquier discusión crítica o racional, ciertos masones se escudan en respuestas superficiales como "yo creo en Dios, soy masón" para clausurar el diálogo, desestimando la riqueza que la diversidad de opiniones aporta al crecimiento colectivo. Esta actitud no solo es hipócrita, sino que también contraviene el espíritu de fraternidad y respeto que debería imperar en la masonería.


El fundamentalismo simbólico, al promover una interpretación cerrada de los símbolos, aliena a aquellos hermanos que no comparten tales visiones, creando divisiones dentro de la fraternidad. En lugar de fomentar un ambiente de inclusión y diálogo, este enfoque genera exclusión y confrontación, perjudicando la cohesión de la logia y alejándola de su propósito fundamental: el desarrollo moral e intelectual de sus miembros a través del libre pensamiento y la reflexión crítica.



Simbolatría y Exclusión: El Bullying Masónico


Uno de los efectos más perniciosos de la simbolatría es su tendencia a promover la exclusión y el acoso dentro de espacios masónicos. Cuando ciertos grupos adoptan interpretaciones esotéricas como verdades absolutas, marginan a aquellos que no comparten sus creencias, creando un ambiente de intolerancia que es incompatible con los principios de igualdad y libertad de pensamiento que son fundamentales para la masonería.


Este fenómeno, al que podría llamarse "bullying masónico", no solo divide a la masonería, sino que también impide el libre intercambio de ideas y sofoca el desarrollo intelectual y espiritual de sus miembros. En lugar de ser un espacio de debate y crecimiento, la orden se convierte en un entorno hostil para aquellos que buscan utilizar los símbolos como herramientas masónicas.



Simbolatría y Librepensamiento: Una Relación Antagónica


La simbolatría es, por su propia naturaleza, incompatible con el librepensamiento, un valor esencial de la masonería. El librepensamiento es la capacidad de formular juicios y opiniones basadas en la razón, la evidencia y la reflexión personal, sin estar sujeto a dogmas preestablecidos. Al imponer sus interpretaciones místicas como verdades inamovibles, los simbólatras niegan esta libertad, restringiendo la capacidad de los hermanos para interpretar los símbolos de manera crítica y personal.

Esta imposición de sincretismos exógenos sobre los principios masónicos tradicionales no solo distorsiona el propósito de los símbolos, sino que también impide que la orden funcione como un espacio de librepensamiento y debate abierto. Esto es especialmente problemático en un contexto donde la masonería debería fomentar el desarrollo moral e intelectual de sus miembros a través de la reflexión libre y crítica.


La simbolatría y la masonería especulativa son conceptos irreconciliables. Mientras que la masonería promueve el uso de los símbolos como herramientas para la reflexión moral y el crecimiento personal, la simbolatría los convierte en objetos de culto que distorsionan su propósito original.


Es fundamental que los masones rechacen la simbolatría y cualquier forma de sincretismo que imponga doctrinas exógenas sobre los contenidos propios de la masonería. Solo reafirmando nuestro compromiso con la masonería como un espacio para el ejercicio del librepensamiento, podemos asegurar que la fraternidad continúe siendo un faro de libertad, igualdad y progreso moral e intelectual para todos sus miembros.





 Milton ARRIETA-LÓPEZ


 

 

LA SYMBOLATRIE EN MAÇONNERIE : LE DANGER DU SYNCRETISME ET LA DISTORSION DU SYMBOLISME

Milton ARRIETA-LÓPEZ




La maçonnerie spéculative repose sur l'utilisation de symboles comme outils d'introspection morale, de spéculation philosophique et de développement personnel. Ces symboles sont conçus pour stimuler la réflexion critique et la croissance éthique, servant de pont entre l'individu et les idéaux les plus élevés de la fraternité. Cependant, dans certains espaces maçonniques, un phénomène préoccupant a émergé : la symbolâtrie. Ce terme désigne la pratique consistant à attribuer aux symboles maçonniques des significations religieuses, magiques et mystiques qui déforment leur objectif original et menacent de transformer la maçonnerie en un système dogmatique et exclusif.


Dans cet article, nous analyserons la nature de la symbolâtrie, discuterons de son impact négatif sur la pratique maçonnique et explorerons la différence entre l'étude légitime de l'ésotérisme et l'imposition de syncrétismes et de contenus exogènes comme des vérités incontestables au sein des espaces maçonniques.



Idolâtrie et Symbolâtrie : Une Distinction Nécessaire


Il est important de distinguer l'idolâtrie de la symbolâtrie pour comprendre les défis que cette dernière présente au sein de la maçonnerie. L'idolâtrie, dans sa définition classique, est la vénération excessive d'idoles ou d'images, leur attribuant un pouvoir qui ne leur revient pas. En revanche, la symbolâtrie, dans le contexte maçonnique, ne se manifeste pas simplement par une adoration excessive des symboles, mais lorsqu'ils sont investis de significations religieuses ou mystiques qui dénaturent leur fonction originelle.


Au lieu d'être utilisés comme des outils de réflexion morale, de spéculation philosophique et d'introspection, les symboles deviennent des objets d'interprétations ésotériques et dogmatiques dépourvues de fondements vérifiables, étouffant ainsi toute activité de pensée libre. Cela trivialise non seulement le symbolisme maçonnique, mais transforme également la pratique maçonnique en un système fermé et rigide, où toute interprétation alternative ou rationnelle est empêchée.



L'Étude de l'Ésotérisme vs. La Divinisation des Rites et Symboles


Il est crucial de souligner qu'il y a une différence entre présenter un travail contenant des informations ésotériques et diviniser les rites et symboles maçonniques. Dans une loge, il est parfaitement légitime de décider d'étudier l'ésotérisme comme un moyen d'enrichir la connaissance et la compréhension des maçons sur des sujets plus larges. L'ésotérisme peut offrir des perspectives précieuses sur la culture et le symbolisme qui, dans de nombreux cas, peuvent compléter l'apprentissage maçonnique.


Cependant, le problème survient lorsque cette étude se transforme en un syncrétisme, où des doctrines exogènes s'imposent sur les contenus maçonniques. Lorsque certaines interprétations ésotériques ou mystiques sont établies sans remise en question comme des vérités incontestables, il y a un risque de créer une culture de syncrétisme qui déplace les principes fondamentaux de la maçonnerie. Cela ne compromet pas seulement la cohésion au sein de l'ordre, mais établit également des modèles subjectifs comme des vérités absolues, ce qui est préjudiciable à la nature spéculative et ouverte de la maçonnerie.



Le Fondamentalisme Symbolique : Une Menace pour la Maçonnerie


Le fondamentalisme symbolique émerge comme l'une des manifestations les plus préoccupantes au sein de la symbolâtrie, et représente un défi direct à l'essence spéculative de la maçonnerie. Ce phénomène se manifeste lorsque certains groupes, qu'ils soient au sein d'une loge, d'un corps philosophique ou d'une obédience, adoptent une interprétation dogmatique des symboles maçonniques. Cette pratique déforme non seulement le but original des symboles, mais transforme également la maçonnerie en un espace fermé et exclusif, où la pensée critique et la diversité des perspectives sont étouffées.


Il est important de souligner que la maçonnerie, en tant qu'institution, respecte profondément la diversité des croyances parmi ses membres. Un maçon peut être un catholique pratiquant, un juif observant, un agnostique ou un athée, et dans tous les cas, sa position mérite le plus grand respect. En effet, il constitue une faute de respect fondamentale lorsque, dans les espaces maçonniques, des dogmes spécifiques sont imposés aux autres, comme affirmer que « la vérité réside dans l'angéologie », « dans la christologie » ou « dans la kabbale ». Une telle imposition ne déshonore pas seulement la diversité spirituelle des frères, mais enfreint également le principe maçonnique de la liberté de pensée.

De plus, ce fondamentalisme symbolique devient encore plus nuisible lorsqu'il est utilisé comme un outil pour faire taire le débat rationnel et l'expression libre des idées. Il est regrettable de constater que dans certains corps philosophiques, face à toute discussion critique ou rationnelle, certains maçons se réfugient dans des réponses superficielles telles que « je crois en Dieu, je suis maçon » pour clore le dialogue, négligeant ainsi la richesse que la diversité des opinions apporte à la croissance collective. Cette attitude n'est pas seulement hypocrite, mais contredit également l'esprit de fraternité et de respect qui devrait prévaloir en maçonnerie.


Le fondamentalisme symbolique, en promouvant une interprétation fermée des symboles, aliène les frères qui ne partagent pas ces visions, créant des divisions au sein de la fraternité. Plutôt que de favoriser un environnement d'inclusion et de dialogue, cette approche engendre l'exclusion et la confrontation, nuisant à la cohésion de la loge et l'éloignant de son objectif fondamental : le développement moral et intellectuel de ses membres à travers la pensée libre et la réflexion critique.



Symbolâtrie et Exclusion : Le Harcèlement Maçonnique


L'un des effets les plus pernicieux de la symbolâtrie est sa tendance à promouvoir l'exclusion et le harcèlement au sein des espaces maçonniques. Lorsque certains groupes adoptent des interprétations ésotériques comme des vérités absolues, ils marginalisent ceux qui ne partagent pas leurs croyances, créant ainsi un climat d'intolérance incompatible avec les principes d'égalité et de liberté de pensée qui sont fondamentaux pour la maçonnerie.


Ce phénomène, que l'on pourrait appeler « harcèlement maçonnique », ne divise pas seulement la maçonnerie, mais empêche également l'échange libre d'idées et étouffe le développement intellectuel et spirituel de ses membres. Plutôt que d'être un espace de débat et de croissance, l'ordre devient un environnement hostile pour ceux qui cherchent à utiliser les symboles comme des outils maçonniques.



Symbolâtrie et Libre Pensée : Une Relation Antagoniste


La symbolâtrie est, par sa nature même, incompatible avec la libre pensée, une valeur essentielle de la maçonnerie. La libre pensée est la capacité de formuler des jugements et des opinions basés sur la raison, les preuves et la réflexion personnelle, sans être soumis à des dogmes préétablis. En imposant leurs interprétations mystiques comme des vérités inamovibles, les symbolâtres nient cette liberté, restreignant la capacité des frères à interpréter les symboles de manière critique et personnelle.


Cette imposition de syncrétismes exogènes sur les principes maçonniques traditionnels ne déforme pas seulement le but des symboles, mais empêche également l'ordre de fonctionner comme un espace de libre pensée et de débat ouvert. Cela est particulièrement problématique dans un contexte où la maçonnerie devrait encourager le développement moral et intellectuel de ses membres à travers la réflexion libre et critique.


La symbolâtrie et la maçonnerie spéculative sont des concepts irréconciliables. Alors que la maçonnerie promeut l'utilisation des symboles comme des outils de réflexion morale et de croissance personnelle, la symbolâtrie les transforme en objets de culte qui déforment leur objectif original.


Il est fondamental que les maçons rejettent la symbolâtrie et toute forme de syncrétisme qui impose des doctrines exogènes sur les contenus propres de la maçonnerie. Ce n'est qu'en réaffirmant notre engagement envers la maçonnerie en tant qu'espace pour l'exercice de la libre pensée que nous pouvons garantir que la fraternité continue d'être un phare de liberté, d'égalité et de progrès moral et intellectuel pour tous ses membres.

 

  


Milton ARRIETA-LÓPEZ


 



 

SYMBOLATRY IN FREEMASONRY: THE DANGER OF SYNCRETISM AND THE DISTORTION OF SYMBOLISM

Milton ARRIETA-LÓPEZ



Speculative Freemasonry is based on the use of symbols as tools for moral introspection, philosophical speculation, and personal development. These symbols are designed to stimulate critical reflection and ethical growth, serving as a bridge between the individual and the higher ideals of the fraternity. However, in some Masonic spaces, a concerning phenomenon has emerged: symbolatry. This term refers to the practice of assigning religious, magical, and mystical meanings to Masonic symbols, which distort their original purpose and threaten to transform Freemasonry into a dogmatic and exclusionary system.


This article will analyze the nature of symbolatry, discuss its negative impact on Masonic practice, and explore the difference between the legitimate study of esotericism and the imposition of syncretisms and exogenous content as unquestionable truths within Masonic spaces.



Idolatry and Symbolatry: A Necessary Distinction


It is important to distinguish between idolatry and symbolatry to understand the challenges that the latter presents within Freemasonry. Idolatry, in its classical definition, is the excessive veneration of idols or images, attributing to them a power that they do not possess. In contrast, symbolatry in the Masonic context is not simply an excessive adoration of symbols but manifests when these symbols are endowed with religious or mystical meanings that distort their original function.


Instead of being used as tools for moral reflection, philosophical speculation, and self-discovery, the symbols become objects of esoteric and dogmatic interpretations that lack a verifiable basis and stifle any activity of free thought. This not only trivializes Masonic symbolism but also transforms Masonic practice into a closed and rigid system, where any alternative or rational interpretation is suppressed.



The Study of Esotericism vs. The Divinization of Rites and Symbols


It is crucial to emphasize that there is a difference between presenting a paper containing esoteric information and divinizing Masonic rites and symbols. In a lodge, it is perfectly legitimate to study esotericism as a way to enrich the knowledge and understanding of Masons on broader topics. Esotericism can offer valuable perspectives on culture and symbolism that, in many cases, can complement Masonic learning.


However, the problem arises when this study turns into syncretism, where exogenous doctrines are imposed on Masonic content. When it is established, without question, that certain esoteric or mystical interpretations are unquestionable truths, there is a risk of creating a culture of syncretism that displaces the fundamental principles of Freemasonry. This not only undermines cohesion within the order but also establishes subjective patterns as absolute truths, which is detrimental to the speculative and open nature of Freemasonry.



Symbolic Fundamentalism: A Threat to Freemasonry


Symbolic fundamentalism emerges as one of the most concerning manifestations within symbolatry and represents a direct challenge to the speculative essence of Freemasonry. This phenomenon occurs when certain groups, whether within a lodge, a philosophical body, or an obedience, embrace a dogmatic interpretation of Masonic symbols. This practice not only distorts the original purpose of the symbols but also transforms Freemasonry into a closed and exclusionary space, where critical thinking and diversity of perspectives are stifled.


It is important to emphasize that Freemasonry, as an institution, deeply respects the diversity of beliefs among its members. A Mason may be a practicing Catholic, an observant Jew, an agnostic, or an atheist, and in all cases, their position deserves the utmost respect. In fact, it constitutes a fundamental lack of respect when, within Masonic spaces, specific dogmas are imposed on others, such as asserting that “the truth lies in angelology,” “in Christology,” or “in the Kabbalah.” Such imposition not only dishonors the spiritual diversity of the brethren but also infringes upon the Masonic principle of freedom of thought.


Moreover, this symbolic fundamentalism becomes even more harmful when it is used as a tool to silence rational debate and the free expression of ideas. It is lamentable to observe how, in some philosophical bodies, when faced with any critical or rational discussion, certain Masons hide behind superficial responses like “I believe in God, I am a Freemason” to shut down the dialogue, disregarding the richness that diversity of opinions brings to collective growth. This attitude is not only hypocritical but also contradicts the spirit of fraternity and respect that should prevail in Freemasonry.


By promoting a closed interpretation of symbols, symbolic fundamentalism alienates those brethren who do not share such views, creating divisions within the fraternity. Instead of fostering an environment of inclusion and dialogue, this approach generates exclusion and confrontation, damaging the cohesion of the lodge and distancing it from its fundamental purpose: the moral and intellectual development of its members through free thought and critical reflection.



Symbolatry and Exclusion: Masonic Bullying


One of the most pernicious effects of symbolatry is its tendency to promote exclusion and bullying within Masonic spaces. When certain groups adopt esoteric interpretations as absolute truths, they marginalize those who do not share their beliefs, creating an environment of intolerance that is incompatible with the principles of equality and freedom of thought that are fundamental to Freemasonry.


This phenomenon, which could be called “Masonic bullying,” not only divides Freemasonry but also hinders the free exchange of ideas and stifles the intellectual and spiritual development of its members. Instead of being a space for debate and growth, the order becomes a hostile environment for those who seek to use symbols as Masonic tools.



Symbolatry and Freethinking: An Antagonistic Relationship


Symbolatry is, by its very nature, incompatible with freethinking, an essential value of Freemasonry. Freethinking is the ability to formulate judgments and opinions based on reason, evidence, and personal reflection, without being subject to pre-established dogmas. By imposing their mystical interpretations as immutable truths, symbolatrists deny this freedom, restricting the ability of brethren to interpret symbols in a critical and personal way.


This imposition of exogenous syncretisms over traditional Masonic principles not only distorts the purpose of the symbols but also prevents the order from functioning as a space for freethinking and open debate. This is particularly problematic in a context where Freemasonry should foster the moral and intellectual development of its members through free and critical reflection.


Symbolatry and speculative Freemasonry are irreconcilable concepts. While Freemasonry promotes the use of symbols as tools for moral reflection and personal growth, symbolatry turns them into objects of worship that distort their original purpose.


It is essential that Masons reject symbolatry and any form of syncretism that imposes exogenous doctrines on the content of Freemasonry. Only by reaffirming our commitment to Freemasonry as a space for the exercise of freethinking can we ensure that the fraternity continues to be a beacon of freedom, equality, and moral and intellectual progress for all its members.

 






  Milton ARRIETA-LÓPEZ

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